Ser humano perteneciente a un lugar es un paso fundamental en el desarrollo como individuo y como colectividad. El poder ser parte de, con costumbres, lazos terrenales y familiares, actividades e historia que se trasmite en generaciones y que condicionan la forma de ver y sentir el territorio. A través del arte, utilizando la pintura y la fotografía, en una relación directa con la historia local y memoria colectiva, es donde recae el proyecto artístico. Nace como una especie de necesidad de situarse más allá de una lógica racional, tomando el lado onírico, espiritual y simbólico, como una aproximación al misterio que significa la existencia humana y todas aquellas cuestiones que lo rodean. Introduciendo al espectador en un mundo donde la realidad y la fantasía se dividen en una línea imaginaria.